Principios
- Marta Mendoza Gonzáles
- 28 jul 2017
- 1 Min. de lectura

Estábamos hablando de amor y de cómo borracha en el asiento del copiloto le solté un: estoy enamorada de ti. Puede que todas las noches sean las mismas, pero aquella era única. Luego simplemente me lancé, hasta hoy. Es una tontería pero, le debo todo esto por todo aquello.
Seguí hablando de lo mucho que me gustan las estrellas y de cómo se encargó de ser él quien me llevara a verlas y fuera la mejor experiencia de mi vida, después de conocerle, claro. "Lambrusco", así se llamaba el vino que probé por primera vez. Lo gracioso es que me veía borracha y en vez de enfadarse, lo compartía conmigo. Sólo sé que a sus besos les pondría la mejor carta de vino en los labios si pudiera. No se merece menos.
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